Tiktoker involucrada con Los Gallegos: la justicia dicta pena efectiva por integrar la organización

La reciente condena de cuatro años de prisión contra Ángela Lucía Freite Guede —conocida en redes como “La Odiosa 2555”— ha vuelto a encender las alarmas sobre la presencia y evolución del crimen organizado en el Perú. La joven venezolana fue sentenciada tras comprobarse su participación en Los Gallegos, una célula delictiva vinculada al Tren de Aragua

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¿Qué se conoce sobre la investigación?

Las autoridades lograron la detención de Freite Guede en un operativo realizado en Santa Anita, donde se halló un arsenal de armas de fuego, incluyendo una mini Uzi, pistolas y municiones. Este material habría sido empleado en actos de extorsión y ataques contra empresas de transporte, según informó la PNP.

También fue detenido Jorge Luis Rivera Martínez, alias “Gringo”, presunto integrante de la misma célula criminal. Ambos enfrentan cargos por delitos contra la seguridad pública y participación en organización criminal.

¿Quiénes son Los Gallegos?

Los Gallegos son reconocidos como una facción operativa del Tren de Aragua, banda originaria de Venezuela que ha estructurado redes transnacionales presentes en países como Perú, Chile y Colombia. Su modus operandi se caracteriza por:

• Extorsión a transportistas y comerciantes.
• Cobros violentos de “cupos”.
• Tráfico de armas y drogas.
• Reclutamiento de jóvenes, incluso mujeres con presencia digital, para labores logísticas o de camuflaje social.

El caso de la tiktoker refleja una estrategia emergente: el uso de la visibilidad en redes sociales para ocultar actividades ilícitas, facilitar contacto con víctimas o manejar información sin levantar sospechas inmediatas.

La influencia de las redes sociales en la actividad criminal

Este caso ha despertado una preocupación mayor: la capacidad de las bandas para aprovechar plataformas digitales como TikTok, Instagram o Facebook para:

• Reclutar jóvenes vulnerables.
• Mostrar una vida de aparente éxito para atraer contactos o lavar imagen.
• Movilizar dinero bajo la fachada de “contenido digital”.
• Encubrir vínculos con organizaciones delictivas mediante tendencias y entretenimiento.

La criminalidad ya no opera solamente en las calles; ahora también opera en la pantalla del smartphone.

Armas, violencia y estructura: un crimen cada vez más sofisticado

El armamento incautado demuestra el nivel de preparación de Los Gallegos y su expansión operativa en Lima. No se trata de delincuencia menor, sino de estructuras con recursos de nivel militar, capaces de:

• Ejecutar ataques coordinados.
• Someter a comerciantes mediante terror.
• Mover armas y logística entre ciudades.
• Operar como células compactas escondidas en viviendas o locales comerciales.

El caso expone que estas organizaciones ya están plenamente asentadas en zonas urbanas y continúan adaptándose con rapidez.

Impacto en la seguridad ciudadana y en la gestión pública

Los hechos revelan fallas estructurales que el país debe atender con urgencia:

• Descontrol migratorio que permite el ingreso de miembros de organizaciones criminales.
• Falta de inteligencia preventiva para detectar perfiles de riesgo, incluso en redes sociales.
• Débil vigilancia comunitaria, que permite que viviendas funcionen como centros operativos.
• Respuesta tardía ante patrones de extorsión que ya afectan a empresas de transporte, comercios y ciudadanos.

La criminalidad transnacional exige una coordinación más profunda entre policía, fiscalía y sistemas de inteligencia, así como políticas de prevención adaptadas a nuevas realidades tecnológicas.

Conclusión

La sentencia contra la tiktoker vinculada con Los Gallegos marca un precedente importante: el crimen organizado está mutando, absorbiendo la dinámica digital y camuflándose bajo identidades aparentemente comunes.

Este caso deja una lección clara: el país enfrenta organizaciones cada vez más inteligentes, sofisticadas y mediáticas, capaces de infiltrarse socialmente para extender su control criminal.

Abordar esta amenaza requerirá no solo castigo, sino una estrategia firme, coordinada y enfocada en anticipar —no solo reaccionar— ante las nuevas formas delictivas que se están instalando en el Perú.

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